lunes, 5 de diciembre de 2011

Carta a una Madre

Lady Ayesh Wyndoë se encuentra en una de sus estancias privadas, sentada a una mesa de tocador, próxima a una ventana de arco, desde la que se puede apreciar el atardecer soleado y sin nubes, algo poco frecuente en Makaura. Desde su residencia palaciega en Tegeuse, termina de leer la carta que acaba de llegarle por correo marítimo, desde mas allá del Mar Gris, escrita por su hijo mayor, su orgullo, Lord Kelven.
Lady Ayesh Wyndoë
".......y estos son los acontecimientos que tenia que relataros, madre. Después de la entrega de los presentes, y la poco afortunada intervención del bardo, Lady Ariadna se mostró muy receptiva a mis halagos, y de verdad me hizo sentir que su corazón podía estar abierto a mis pretensiones. Pocas veces he conocido a una dama que reuna tales atributos propios de lo que vos me habéis enseñado. Una dama de verdad, digna de un caballero de verdad, algo que he pretendido ser siempre, madre. Tal y como padre hubiera querido.
El problema surgió cuando durante el banquete, una muchacha, que no reconocí porque llevaba cubierto el rostro, se tropezó conmigo. Por supuesto me disculpe por mi torpeza, y la muchacha me miro y se alejo rauda. Lo cierto es que tras la fiesta encontré en el bolsillo de mi capa una nota, en la que , dicha muchacha, que decía ser una amiga, explicaba en escuetas lineas, que Lady Ariadna era pretendida por Lord Valdus Seholm, Campeón de su Majestad. Daba a entender que el favor del rey obviamente acompañaba a su Campeón.
Comprended madre, mi estado de animo actual. Lord Valdus participara en el torneo que se avecina, y yo también lo haré. Para ello pediré el favor de Lady Ariadna. Siento dentro de mi, que debo luchar como me habéis enseñado, por el amor de mi dama, y para ello me enfrentare a lo que sea menester. Pero también soy Embajador de la República, y por tanto debo hacer aquello mejor para mi pueblo. Esta diatriba me mata, madre. No se que hacer.
Por ahora, creo que seguiré el consejo de mi asistente Kluber, y esperare hasta el torneo, para recibir el favor de mi dama, o para perderlo, y ver la verdad sin los velos del amor.
Atentamente, y esperando no alteraros con mis desvelos, vuestro amante hijo, Kelven."

Kluber

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